Mi -fatal- experiencia con los discos duros de estado sólido (SSD)

Dedico esta entrada a contar mi limitada pero creo que significativa experiencia con los discos de estado sólido, más comúnmente conocidos por sus siglas en inglés: SSD, motivado por una casuística cuanto menos alarmante.

Apresurado lector, puedes obviar este párrafo

He de decir que llevo bastantes años toreando con todo tipo de problemas en el ordenador propio, en el de familiares, en el de amigos cercanos y en los de negocios que me han "encomendado", ya que no es algo que me apasione. Incluyo en este batalleo tecnológico los múltiples experimentos de servidores de alto rendimiento en edad prepúber o la compilación de Gentoo desde stage1 en un AMD K5 de 100Mhz creo que también por esas fechas.

Fruto de esta lucha por lograr lo imposible, y por cercanía constante con el sector más guarro de la informática, no han sido ni una ni dos veces las que he tenido que recuperar datos aparentemente perdidos en discos que estaban hechos un cristo.

Bueno, romanticismo aparte, creo que en todo este tiempo no he sido capaz de tropezar con un disco duro que haya muerto de forma fulminante. Y por fulminante quiero decir que no haya dado signos de deterioro anteriormente.

Los he visto clippear y rechinar de forma desesperante, que la lectura o error de un archivo concreto fuera cuestión de azar, o que se hayan quedado totalmente inservibles después de estar de vacaciones en el almacén durante unos meses.

En cualquier caso, los discos duros clásicos han mostrado siempre una buena tolerancia a los errores, han tenido siempre un comportamiento predecible y una durabilidad comparable en algunos casos a los de un electrodoméstico cualquiera.

Y por poner un ejemplo significativo, hoy mismo podría volver a ese puesto de oficina en el que hace 10 años el disco duro se quejaba y me encontraría con la misma situación que hace 10 años, probablemente mucho peor, pero seguirá funcionando a su manera. Si fallara a nadie pillaría por sorpresa.

Tras esta pequeña intro os cuento mi experiencia con los SSD en dos situaciones distintas:

La primera de ellas fue en el montaje de un servidor de virtualización con ESXi. El elegido fue un disco de la gama Agility III de OCZ, que en días anteriores había tenido una espectacular bajada de precio a la que después se sumaron otros fabricantes. Investigué largo y tendido sobre los pros y los contras de cada fabricante. Lo único potencialmente peligroso era un presunto fallo en el diseño de la controladora SandForce que una y otra vez se consideraba solventado desde hacía 1000 firmwares. No hubo siquiera tiempo de completar la instalación del sistema de backup, el disco falleció al 5º día sin manera humana de recuperar absolutamente nada de su contenido. De repente. Sin fallos en los tests anteriores, ni alarmas, ni merma del rendimiento. Actualizado con el último firmware. BOOM. Adiós.

Lo sustituí por este SSD que hasta la fecha está dando un rendimiento excepcional, funcionando 24/7 y sin ningún problema. Eso sí, mañana o pasado podría cambiar de opinión.

La segunda tiene que ver con mi portátil, un MacBook Air que tengo desde julio de 2012. Entre las políticas del Apple está el armar sus equipos con componentes de calidad A y de calidad B, con lo que recibes un producto cuya calidad depende del azar. En este modelo y en este año, la lotería se jugaba con el fabricante de los paneles del monitor (Samgung, LG o AU-Optronics) y de los SSD (Samsung o Toshiba). A priori, el rendimiento de ambos SSD era similar salvo en algunos tests concretos donde el de Samsung era superior.

Casualmente tuve cuidado de no machacar con escritura/reescritura de archivos grandes este equipo, algo que a priori es un absurdo pues debes poder utilizar el equipo al 100% de sus posibilidades. Pero dado que no hago nada relacionado con video y mi uso habitual son archivos de muy pequeño y pequeño tamaño, no me supuso un cambio sustancial en el uso que hice de él. Un trato cuidado y exquisito.

Una buena tarde, y sin nada que me advirtiera de ninguna anomalía, recupero del estado de suspensión el portátil, que me recibe con una pantalla gris, una carpeta y un interrogante, con lo que de primeras ya intuyo la causa y un día después se confirma lo peor. Muerte fulminante del SSD.

Durante los infructuosos intentos de recuperación, tanto en casa como en el Apple Store, el único rastro del disco duro es la aparición de una unidad de almacenamiento de SandForce de varios KBytes de tamaño, monolito en memoria de todos los datos perdidos. Otra vez aparece el nombre de SandForce ¿casualidad?

Afortunadamente el equipo se encuentra aún en garantía, ya que la reparación oficial (agárrate que viene) es de nada más y nada menos que 674€! Una broma, vaya.

Reparación de un SSD de 128GB en Apple

Eso sí, me han vuelto a colocar otro disco idéntico con probablemente los mismos problemas.

Sin buscar nada relacionado, días después tropiezo en reddit/r/mac con un usuario en una situación idéntica a la mía. ¡Hasta en los KBytes del cadáver digital! Y casualmente también, se trata de un equipo de una antigüedad similar al mío. Lo llamativo de las coincidencias me ha obligado a escribir esta esta entrada y lanzar un aviso a navegantes.

  1. Si tu disco duro es de tipo SSD, ya estás usando algún sistema de copia de seguridad.
  2. Olvídate de recuperar absolutamente nada con métodos "caseros".
  3. Es como el colesterol, no avisa.
Y dejar abiertas las siguientes preguntas:
¿Están los SSD listos para el mercado residencial?
¿Se están comercializando bajo unas conocidamente falsas expectativas de durabilidad?
¿Se trata de un fallo localizado y concreto, y se siguen distribuyendo vilmente?
¿Europa no tiene nada que decir?
¿Y la productividad?¿¿Cómo afectará esto a la productividad??!!!

Comparte este artículo para que la estafa no continúe

¿Te ha sido útil esta web?

📡 Suscríbete y escribe una reseña en el 📜 Libro de visitas!

Deja una pequeña propina al autor! ¿Aún no sabes qué es Bitcoin?

1Mojitovwnpokdo8uLXvG93pEhBF6MNFoo

Tagged as: , ,